Fecha de publicación: 10/04/2016
Nada más aterrizar en Pekín, nos esperaba un autocar que nos llevó hasta el hotel. Todo controlado, sin colas ni momentos de espera.
El registro en el hotel se realizó de forma grupal, por lo que no tuvimos que esforzarnos siquiera en entendernos con los recepcionistas, la gente de Viajes en Grupo se encarga de todo…
Ya al mediodía, y aún no repuestos del Jet lag, subimos a los autocares que nos trasladan al restaurante donde disfrutaremos de nuestra primera comida en Pekín.
No podíamos disimular nuestra curiosidad y expectación. ¿Quién no ha comido alguna vez en un restaurante chino en Peru? Todos hemos probado alguna vez la comida china en nuestra tierra, pero en esta ocasión era distinto. Íbamos a comer comida china pero en la misma china, en un restaurante típico de Pekín. Los decorados no eran de imitación, los alimentos no eran adaptados al gusto del peruano, todo era auténtico, original, estábamos a punto de pasar nuestra primera prueba de fuego en Pekín.
El local, un restaurante típico de una barriada de Pekín, (así le llaman a los barrios aquí) resulto ideal para esta primera ocasión. Aposentados en la primera planta del local, amplía, diáfana y con luz de día, se formaron los primeros grupos de amigos que fueron completando las mesas de a diez.
En un ambiente cálido y relajado, la comida no tardo en llegar. Multitud de bandejas de los más variopintos manjares chinos fueron ocupando la gran plataforma circular y giratoria que preside todas las mesas en china. La curiosidad nos invadía, y el hambre hizo el resto.
Tímidamente empezamos a probar un poco de un plato, un poco de otro y empezamos a descubrir que todo estaba buenísimo.
Así que nos animamos, dejamos atrás nuestros temores, algunos pedimos cuchillo y tenedor, y nos dispusimos a degustar los sabrosos manjares que teníamos ante nosotros.
Pero ahí no acaba todo…
Ante todo eso había mucha expectativa y ganas de probar el famoso PATO LAQUEADO al estilo de Pekín. Anunciado en el programa del viaje, era una de las comidas más esperadas por la exquisitez del manjar que íbamos a tener el placer de saborear.
En Lima, puedes encontrar contadísimos restaurantes que se atrevan a ofrecer este plato, y además cuando figura en la carta, su precio está por las nubes. Por todo ello esta, era un almuerzo especial. Todos estábamos ansiosos de comprobar si el plato que íbamos a comer, hacía gala de la fama que le precedía.
Y ciertamente no hubo decepción.
Después de la habitual primera ronda de platos, irrumpieron en el local varios cocineros impecablemente uniformados llevando los carros llenos de patos laqueados. De forma ceremoniosa y ritual, comenzaron a cortarlos, preparando las bandejas delante de todos los comensales. Fue uno de los momentos álgidos de aquella tarde. Muchos nos pusimos de pie, y nos acercamos a los cocineros para inmortalizar el momento en que con gran facilidad y maestría iban desgajando la carne del pato, como a modo de los cortadores de jamón aquí en Perú.
Y cuando por fin pudimos saborear el primer pedacito de pato laqueado, entendimos el porqué de la fama de este plato. Era exquisito. La piel crujiente, la carne jugosa y deliciosa, la tortita que lo envuelve, la salsa y la cebollita que lo acompañan, en fin se me hace la boca agua solo de recordarlo mientras voy viendo mis álbumes de fotos.
Sin duda, toda una agradable experiencia!!!
Todo un acierto de VIAJES EN GRUPO, que como en otras tantas ocasiones durante el viaje, dejó constancia de la esmerada planificación del viaje!
EL EQUIPO DE VIAJES EN GRUPO
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